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viernes, 16 de julio de 2010

Igual que todas las mañanas se despierta,
odiando al reloj, al frío o a la pesadilla de la noche anterior.
Igual que todas las mañanas desayuna un café fugaz, con un poco de leche y gustito a soledad.
Se mira al espejo cansada y se deja abatir por una mirada que le reprocha:
"Fuiste ingenua mi amor, nada cambia de la noche a la mañana".
Igual que todas las mañanas, el recorrido frío hacia la escuela -

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